[su_pullquote align=»right»]Por Sylvain Bourjade[/su_pullquote]
Es difĂcil tener expertos competentes y a la vez independientes. En este artĂculo, mostraremos que, para que los conflictos de interĂ©s no perjudiquen a la valoraciĂ³n del experto, es necesario que las deliberaciones y los votos de cada uno de ellos se hagan pĂºblicos.
El escĂ¡ndalo de Mediator lo ha demostrado con creces: los conflictos de interĂ©s pueden tener graves consecuencias, incluso el fallecimiento de numerosas personas. Aunque se garantice una valoraciĂ³n de calidad, ¿cĂ³mo podrĂamos evitarlos? Nuestra investigaciĂ³n muestra que es posible limitar los conflictos de interĂ©s aportando mayor transparencia… aunque de manera limitada.
Encontrar buenos expertos es todo un reto: incluso los mĂ¡s competentes tienen conflictos de interĂ©s; sus investigaciones se financian de manera parcial gracias a empresarios con los que a menudo han firmado un contrato de asesorĂa. Cabe pues pensar que su opiniĂ³n podrĂa ser desvirtuada a fin de no disgustarles.
Para minimizar los conflictos de interĂ©s, sin por ello tener que recurrir a expertos menos cualificados, hemos intentado crear un modelo matemĂ¡tico sobre el comportamiento de las diferentes partes. Los expertos se debaten entre tres exigencias: sus opiniones pueden ser sesgadas dado el conflicto de interĂ©s, pero al mismo tiempo deben mantener su buena reputaciĂ³n para permanecer en la lista de los expertos mĂ¡s solicitados. Finalmente, incluso si mantienen fuertes vĂnculos con la industria, guardan cierta Ă©tica moral. Por ejemplo, no aprobarĂan un medicamento sabiendo que este pudiese ser peligroso. Creemos firmemente que la elecciĂ³n de expertos se basa en estos tres elementos.
En Francia, en la mayorĂa de las agencias de calificaciĂ³n, tales como la Agencia Nacional de Seguridad del Medicamento y de Productos para la Salud (ANSM, denominada Afssaps hasta el año 2012), ni los informes ni los votos de los expertos son pĂºblicos. Si un experto desea que se apruebe un medicamento potencialmente peligroso, su reputaciĂ³n no se ve afectada, ya que nadie conocerĂ¡ la funciĂ³n que desempeña en esta decisiĂ³n. Por tanto, debido al conflicto de interĂ©s, la opacidad tiende a favorecer las malas decisiones, que podrĂan poner en peligro la salud de los consumidores (por ejemplo, la puesta en el mercado de un medicamente potencialmente tĂ³xico).
Por el contrario, la transparencia que influye en la reputaciĂ³n del experto mejora la valoraciĂ³n. Es lo que sucede cuando su identidad, el contenido de su informe y sus votos son pĂºblicos. El experto no puede esconderse detrĂ¡s del argumento «es el comitĂ© quiĂ©n ha decidido». En los Estados Unidos, la Food Drug Administration (FDA), encargada de autorizar los medicamentos en el mercado americano, decidiĂ³ mejorar sus reglamentos de calificaciĂ³n para limitar los conflictos de interĂ©s. Los expertos se pronuncian simultĂ¡neamente, y la FDA comunica cĂ³mo ha votado cada experto y publica un informe detallado de cada reuniĂ³n.
Los primeros resultados de este estudio teĂ³rico no son para nada desconcertantes, los efectos positivos de la transparencia son bien conocidos. No obstante, nuestra investigaciĂ³n ha puesto de manifiesto efectos mĂ¡s que sorprendentes, en los que al contrario, la transparencia tiene un efecto negativo sobre la calidad de las decisiones de valoraciĂ³n, lo que conlleva, por ejemplo, la autorizaciĂ³n de substancias peligrosas. De hecho, cuando se conocen bien los conflictos de interĂ©s de un experto, todos esperan que sus tomas de decisiĂ³n sean favorables a los intereses de los industriales que les financian. Sus informes y sus votos no corren el riesgo de dañar su reputaciĂ³n, al ser esta ya de por sà «mala» por el simple hecho de haber revelado sus vĂnculos con dichos industriales.
A la inversa, si no se desvelan los conflictos de interĂ©s, el experto podrĂa estar interesado en votar en contra de las propuestas de los industriales a fin de salvaguardar su reputaciĂ³n. Por lo tanto, segĂºn el modelo que hemos elaborado, las decisiones serĂ¡n mejores si se divulgan los informes y las decisiones de los expertos, pero no necesariamente sus vĂnculos con los industriales. Asimismo, es necesario que las normas los inciten a ser sinceros: los expertos que hayan tomado decisiones peligrosas no deberĂan ser consultados de nuevo. Cuando debemos tomar decisiones, la manera en la que construimos el procedimiento de valoraciĂ³n es fundamental, especialmente el hecho de conocer lo que cada uno dice en sus deliberaciones y lo que cada uno vota.
Por ahora, es difĂcil, sin duda alguna, demostrar que la calidad de las valoraciones mejora cuando se aplican las normas de transparencia. No es algo que pueda observarse, ya que la calidad de la decisiĂ³n podrĂ¡ comprobarse Ăºnicamente a largo plazo. Para saber si el cambio de las normas de Food and Drug Administration ha tenido Ă©xito, habrĂ¡ que analizar sus resultados en un plazo de diez años. Sin embargo, queda claro que serĂa beneficioso que las agencias francesas y europeas de la seguridad de la salud fuesen mĂ¡s transparentes, especialmente cuando se ponen encima de la mesa tantos expedientes sanitarios.
Tal es el caso de los «alteradores endocrinos», esas molĂ©culas que interfieren con nuestro sistema hormonal (el ya conocido bisfenol-A, actualmente prohibido en productos alimentarios). Muchos estudios cientĂficos han mostrado los peligros de estas sustancias quĂmicas, aunque los industriales siguen utilizĂ¡ndolas en gran medida. Las decisiones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre los alteradores endocrinos fueron muy criticadas por los cientĂficos, que acusan a la EFSA de ser susceptibles a los grupos de presiĂ³n y a los conflictos de interĂ©s y tener reglas de valoraciĂ³n opacas. En cambio, en climatologĂa, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio ClimĂ¡tico (IPCC), cuyos informes tienen autoridad cientĂfica, posee normas de transparencia, a veces, demasiado exigentes.
[su_note note_color=»#f8f8f8″]Por Sylvain Bourjade y el artĂculo «The roles of reputation and transparency on the behavior of biased experts» (El papel de la reputaciĂ³n y transparencia en el comportamiento de expertos sesgados) publicado junto con Bruno Jullien en RAND Journal of Economics, Vol. 42, nĂºm. 3, 2011.[/su_note]
[su_box title=»Aplicaciones prĂ¡cticas» style=»soft» box_color=»#f8f8f8″ title_color=»#111111″]El modelo desarrollado puede aplicarse tanto a las agencias de medicamentos como a otros muchos campos en los que sea necesario una valoraciĂ³n, aunque puede ser sesgada por los conflictos de interĂ©s. Es el caso de la polĂtica de competencia, cuando los expertos deben decidir si dos compañĂas pueden o no fusionarse, pese a que tienen algĂºn vĂnculo con esas compañĂas o con sus competidores. Asimismo, es el caso de las recomendaciones de los analistas financieros. Lo que es aĂºn mĂ¡s sorprendente, es que dichos estudios tambiĂ©n podrĂan aplicarse al sistema de evaluaciĂ³n de los trabajos cientĂficos, cuyos artĂculos son evaluados por otros investigadores aunque su nombre se mantiene en el anonimato.[/su_box]
[su_spoiler title=»MetodologĂa»]Los trabajos llevados a cabo por Bruno Jullien son un estudio teĂ³rico procedente de una fĂ³rmula matemĂ¡tica denominada «teorĂa de los juegos». Se trata de establecer un modelo sobre el comportamiento de los expertos, juzgando quĂ© elementos desempeñan un papel fundamental en sus decisiones, que dependen de los objetivos de los expertos a corto y a largo plazo. Este estudio no estĂ¡ vinculado a datos de valoraciones, ya que por el momento no estĂ¡n disponibles.[/su_spoiler]