El trabajo en equipo es fundamental para que las empresas puedan desarrollarse óptimamente, si el equipo está cohesivo, trabaja armoniosamente y tiene objetivos establecidos en común verás cómo la organización pueda mejorar y alcanzar las metas trazadas en los tiempos propuestos.

Sin embargo, todos los puntos anteriores son un poco más difíciles de alcanzar si dentro de ese equipo se encuentra una pieza que no se comporta de la misma manera en cómo lo hacen todas las demás. Es como cuando hay una fruta dañada en una cesta donde hay otras sanas, al poco tiempo de estar en contacto empezarán a verse afectadas las que estaban en buenas condiciones.

Sin ánimos de comparar a una persona con una fruta podrida igual podemos decir que las actitudes tanto buenas como malas son contagiosas, por eso, si tú quieres hacer una diferencia positiva en el lugar donde laboras, ya sea que estés en un cargo de responsabilidad en el que tienes personas a tu cargo o, estés subordinado a alguien más, toma en práctica estas claves del liderazgo que seguramente te serán muy útiles no solo en el aspecto profesional, sino en otras áreas de tu vida.

Muchas veces al trabajar como empleados, cuando no estamos dando el 100% de nosotros o las cosas no están saliendo de la manera en cómo lo esperábamos, podemos echarle la culpa a distintas cosas: nos volvemos víctimas de las situaciones, creemos que las condiciones no están dadas o que hay personas que nos sabotean.

Puede que haya verdad en una o varias de esas consideraciones que tienes, pero a la vez, no son excusas válidas para que dejes de realizar tu mejor esfuerzo. Una de las excusas más comunes y que pueden afectar profundamente tanto individualmente a los empleados como a la organización en general es el hecho de que existan trabajadores tóxicos, esos que les encanta sembrar el veneno que ellos poseen en los demás para sabotear a la empresa por diversas razones.

A veces estos empleados tóxicos son muy fáciles de identificar con su comportamiento mientras que otras veces saben jugar tan bien sus cartas que pueden pasar desapercibidos. Para que eso no te ocurra a ti, mira a continuación algunas señales de alerta que te dirán si alguna de las personas con las que trabajas puede considerarse como un empleado tóxico y peligroso para la paz y el rendimiento de la organización:

  • Se queja constantemente por distintas razones, no importa si se trata de algo irrelevante o no, esta persona no dejará de expresar su descontento.
  • Resisten con todas sus fuerzas a los cambios, incluso cuando se trata de algo bueno podrán encontrar la razón por la cual resistir.
  • Hablan mal de sus jefes, de sus compañeros, de la organización, de todo aquello sobre lo que tengan una opinión negativa, pero rara vez se la dicen directamente a los responsables o a aquellos que puedan hacer algo al respecto.
  • Realizan sus labores limitándose específicamente a sus funciones, sin dar ni un centímetro más ni mostrar iniciativa para la mejora. Se enojan si alguien les dice que pueden hacer las cosas mejor.
  • No se sienten identificados con la cultura organizacional, ni se comportan como si fueran parte de la misma.
  • Amenazan constantemente a sus compañeros de trabajo con que se van a ir o que tienen otras opciones, pero siguen en el mismo lugar.
  • No están conformes ni con su salario, las condiciones laborales, sus funciones, entre otras cosas.

Si trabajas con una persona que tiene varios de los comportamientos anteriormente, lo más probable es que se trate de un empleado tóxico y el problema no es solamente su actitud que le afecta negativamente a esa misma persona, sino que también afecta a los que están a su alrededor.

Entonces, si has identificado a uno -o varios- de ellos en la organización, ¿Cómo lidiar con estas personas para que no afecten negativamente al equipo de trabajo? ¿Es acaso la única solución deshacerse de ellos? No tiene por qué ser así, mira las siguientes claves que te ayudarán en este tipo de situaciones:

  • No juzgar: no sabemos las razones por las que este empleado pueda tener este comportamiento, así que en vez de juzgar es preferible el respecto, pero sin compartir su punto de vista.
  • No convertirte en su cómplice: cada vez que esta persona quiera quejarse o criticar delante de ti, no se lo permitas ya que si lo haces verá en ti a alguien que le apoya y escucha. En cambio, cuando se encuentra con una pared, no podrá contagiar su mala actitud y dejará de envolverte ese tipo de conversaciones negativas que a los empleados tóxicos les encanta comenzar. No te hagas partícipe del concierto de quejas que ellos comienzan.
  • Trata de contagiar tú la buena actitud: el ejemplo es una de las cosas más importantes en un equipo de trabajo. Este puede ser tan poderoso que tiene la capacidad de motivar a los demás, así que no lo subestimes.

Según Gananci, el tener una mentalidad positiva es algo que te abrirá muchas puertas para el éxito.

  • Conversa con esta persona: en vez de dejarte influenciar por él o ella, mantén tu posición firme y sé tú el que tome la iniciativa de conversar con ellos, no para tratar de persuadirlos, pero sí para hacerlos conscientes de que su comportamiento no es el más apropiado en un ambiente profesional.
  • Repórtale: si este compañero ha llegado al punto de sabotear tu trabajo o el de otras personas con su actitud negativa o realizando su trabajo de mala gana, no te quedes con esa información y comunícalo a quien esté a cargo. No se trata de ser un “soplón”, sino de velar porque la organización pueda alcanzar sus objetivos y si hay alguien que se está interponiendo, avisar para que no pase desapercibido.
  • No le subestimes: si eres tú el supervisor o jefe de este empleado tóxico, la recomendación es que le hagas saber que lo identificas y que necesita alinearse a los preceptos de la empresa para que pueda mantenerse desempeñando su puesto.

No tiene que ser una amenaza o una advertencia, sino una conversación sincera donde también puedas conocer sus razones porque podrían ser muy útiles para detectar fallas por parte de la organización.

En esta conversación también se deben llegar a acuerdos a fin de que la relación laboral pueda mantenerse, ya que no vale la pena arriesgar a todo un equipo de trabajo solo por una sola persona (o unos cuantos) que no tienen la actitud correcta y eso podría pasar.

 

Autor: Andrés Gananci, colaborador externo editor de gananci.com


Etiqueta: compañero|líder|liderazgo|Recursos Humanos|RRHH|tóxico|trabajo en equipo

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