¿Cómo se transforman y revitalizan las organizaciones? ¿Cómo se derriba la pesada cultura burocrática de una gran multinacional? No hay una única respuesta. Podríamos decir que, con un punto de creatividad, analizando todos los procesos, desaprendiendo aquellos que ya no son útiles y aprendiendo nuevos métodos más eficientes para que sean implementados. En este sentido, los líderes actuales deben formar parte de sus equipos sacando lo mejor de ellos. Deben ser pioneros del cambio, dispuestos a asumir riesgos, a innovar y a buscar nuevas fórmulas de hacer las cosas: con más investigación y desarrollo, cambiando de la presencialidad al teletrabajo, del horario laboral expansivo al conciliador, del talento individual a la fuerza del equipo. Y el motor que posibilita este proceso transformador de cambio es, precisamente, el «proceso de aprendizaje».

Aprender liderando


Dejando atrás a teóricos de la talla de James Mac Gregor Burns o de Bernard M. Bass, Warren Bennis, uno de los mayores expertos académicos en el estudio del liderazgo, decía: “los líderes aprenden liderando, y cuando mejor aprenden es cuando se encuentran con dificultades”. Supongo que esto suena aquello que, en tiempos de tempestad, es cuando se conoce al buen capitán porque en tiempos de calma el barco navega solo. Es muy cierto. De hecho, según palabras del propio Bennis: ‘‘los líderes son personas que se forman de una manera continuada, que aprenden’’, y me atrevo a añadir que deben aprender de todo y de todos.  No obstante, si queremos adentrarnos en el análisis específico de lo que se entiende por «líder transformador», debemos pensar que no es alguien que únicamente ocupa un lugar jerárquico dentro de la organización, sino que forma parte de un proceso de intercambio con su equipo.

Para poder llevar a cabo este proceso de transformación en las empresas, el buen líder ha de trabajar para 1) identificar la necesidad del cambio; 2) crear una nueva visión; y 3) institucionalizar ese cambio. Una vez reconocida la necesidad del cambio organizativo, se presenta lo más difícil, que es la gestión de la transición, mediante, y fundamentalmente, a través del aprendizaje y formación continua.

Por lo tanto, se buscan directivos/as transformadores que posean una visión de futuro y sepan hacia dónde deben dirigir la empresa. No se pide una formación técnica mayor a la del resto del equipo, sino simplemente una «actitud abierta hacia el aprendizaje» para poder luego tomar las decisiones correctas con la finalidad de reorientar a la compañía. Es decir, con los siguientes requisitos esenciales: una persona integra con proyección, consistente, creativa y competente. Además, se busca que sea capaz de crear energía positiva, que comparta la información, y que posea credibilidad, entusiasmo y conocimiento suficientes para llevar a cabo todo lo que se propone.

¿Jefes transaccionales o transformadores?

Pero no siempre nos encontramos con directivos proactivos, con hambre por aprender nuevos procesos y buscadores incansables del cambio. En nuestra vida laboral, como empleados, nos podemos encontrar varias veces con líderes que prefieren ejercer un liderazgo transaccional, y no transformador. Este tipo de liderazgo busca mejorar las condiciones de la organización, es reactivo, y se centra en la ejecución. Es decir, una compañía en la que se escucha: “necesito que hagas esto de este modo” (a mi manera o según la organización). Esta forma de liderar es mejor si pensamos en entornos establecidos y burocráticos, algo que puede llevar a unos resultados cortoplacistas y una rápida falta de motivación por parte del equipo.

Sin embargo, tal y como hemos dicho anteriormente, los jefes transformadores buscan constantemente la proactividad, y ponen énfasis en los valores, las creencias y las necesidades del equipo. Son líderes capaces de remar en un entorno turbulento y promueven la innovación.  Habitualmente, este tipo de líder busca un cambio en la cultura de la organización existente, da una visión a su equipo, incorpora la misión e implementa el cambio con la dedicación de su equipo.

Es decir, en el liderazgo transformador, el líder actúa como modelo y también como motivador que ofrece visión, ilusión, estímulo, moral y satisfacción a los empleados. El líder inspira a su equipo para aumentar sus habilidades y capacidades, construir confianza y promover la innovación y el talento en toda la organización. Por lo tanto, la idea principal de este estilo de liderazgo es que tanto el directivo como el empleado trabajan juntos para mejorar y cambiar la  compañía.

10 Mandamientos del liderazgo transformador:

  • Cambiar para crecer. Innovar para mejorar.
  • Asumir riesgos y aprender de los errores.
  • Tener un proyecto de futuro alcanzable.
  • Animar al equipo a participar, trabajar y compartir la visión.
  • Promover la colaboración, cooperación y la confianza mutua.
  • Fortalecer a la gente del equipo: desarrollando sus destrezas.
  • Ser coherente con los valores del equipo.
  • Alcanzar pequeñas metas que promuevan el progreso y el compromiso.
  • Agradecer el talento individual que ha hecho posible la viabilidad del proyecto.
  • Reconocer siempre y habitualmente los éxitos del equipo.

Autor: Joan Margarit, analista en Marketing y Comunicación.


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